Un viaje a Filipinas, un paseo por la tierra prometida

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Cuando un país ha logrado hacer del karaoke uno de sus grandes emblemas, tiene que merecer la pena viajar a ese destino. Si te decides a viajar por Filipinas comprobarás que darle importancia al ocio, divertirse y quitarle hierro a los problemas es algo que su gente lleva a rajatabla. Y que marca de manera importante el carácter del país.

Viajar por Filipinas es descubrir que el país ofrece mucho más de los que imaginamos. Más, incluso, de los que nos han contado quienes han visitado el país antes que nosotros. Son tantos los atractivos que, en ocasiones, es complicado poder narrar con detalle a la vuelta qué es lo que se ha visto y vivido. Así de inabarcable es la experiencia.

El país de las 7.107 islas alberga playas increíbles que ofrecen al viajero la oportunidad de pisar unos arenales prácticamente vírgenes. Son su principal reclamo y también un magnífico polo de atracción para que, fijándolos como destino, el viaje se llene de apasionantes sorpresas.

¿Cuándo viajar a Filipinas?


La mejor época para viajar a Filipinas se sitúa entre los meses de agosto y marzo. Quien a lo largo de ese periodo se decida por descubrir esta zona del planeta tendrá también la oportunidad de acercarse a lugares ampliamente visitados, pero menos conocidos entre el gran público. Una vez que se disfrutan son inolvidables. A lo largo de nuestro viaje, en Filipinas tendremos en muchas ocasiones la sensación de horadar la tierra prometida.

Hallazgos sorprendentes en todo viaje a Filipinas


¿De qué otra forma definir largos recorridos a pie entre arrozales? En estos paseos tendrás la oportunidad, con suerte, de relacionarte directamente con las múltiples tribus indígenas que todavía perviven allí. Al igual que el filipino contemporáneo, ellos también destacan por una amabilidad y hospitalidad sincera difícil de encontrar.

Disfrutan recibiendo al visitante y descubriendo en sus rostros las reacciones ante un país que, por momentos, nos hace dudar si estamos soñando. A través de alternativas diferentes de viajes, Destinos Asiáticos ofrece posibilidades para todos los gustos, pensando en distintas disponibilidades de tiempo y en presupuestos variados que posibilitan adentrarse en Filipinas para descubrir tesoros como Puerto Princesa.

La capital de la isla de Palawan, nombrada en varias ocasiones la ciudad más limpia de Filipinas, alberga uno de los grandes atractivos de todo viaje que se precie a este país: el Río Subterráneo. Se trata de un deslumbrante Parque Natural en el que poder encontrar hasta once ecosistemas diferentes y espectaculares cuevas pobladas por estalactitas y estalagmitas como testigos del pasado.

Cuando viajar a Filipinas supone no perder detalle


Destinos Asiáticos te ofrece distintas opciones para viajar a Filipinas. Algunos viajes puedes hacerlos de forma privada y otros en grupo. Independientemente de la elección, se trata de viajes organizados con mimo y extremando el cuidado en los detalles, como solo puede corresponder a especialistas en esta zona del planeta como Destinos Asiáticos.

El epicentro de un viaje a Filipinas es Manila, ya que la capital del país bien podría ser, en sí misma, un motivo para viajar a Filipinas.

En sus bulliciosas calles y mercados, puedes sumergirte en la experiencia intensa que conlleva la vida urbana de Manila. Aunque será un primer paso en un viaje de descubrimiento del país. O quizás, de reencuentro, ya que – aunque no lo creas – aún hoy tiene muchas vinculaciones emocionales e históricas con España.

Algunos lugares menos conocidos en nuestro viaje a Filipinas


Nuestras propuestas para viajar en grupo a Filipinas son auténticas cajas de agradables sorpresas. Al abrirlas descubriremos que, más allá de la capital, existe una Filipinas más que interesante. En Banaue se abrirá ante nosotros la Filipinas rural, la de las terrazas de arroz que, por suerte, aún permanecen alejadas del turismo masivo.

En Boracay y Tagbilaran, los arrecifes de coral y las playas son el reclamo y en toda la isla de Bohol, las Chocolate Hills llamarán nuestra atención. Dependiendo de la época del año, esas colinas adoptan un color que el ojo termina asemejando a este dulce y así han pasado a la historia. Bohol vive para siempre en el corazón de quien la conoce, conquistado por una flora desbordante, su santuario de mariposas o los populares tarsiers, los monos más pequeños del mundo.

Siguiendo el rastro de la huella española


Bohol es uno de los muchos lugares donde podrás descubrir la influencia española en su cultura, su idioma y en infinidad de pequeños detalles. Un viaje a Filipinas te valdrá para descubrir que las distancias y diferencias no son tan grandes como pueda parecer.

Filipinas y España caminaron de la mano durante tres siglos. No es de extrañar que en esta parte del país – y en otras muchas – las iglesias de ascendencia española sean una constante. Muy valoradas por la población local, han sido reconstruidas tras sufrir daños como consecuencia de las inclemencias del tiempo. Un clima que, por cierto, desaconseja la franja entre abril y julio como la mejor época para viajar a Filipinas.

Todavía hoy muchos nombres castellanos que bautizan muchos lugares en Filipinas. Ocurre en Legazpi, un destino principalmente de aventura cuyo nombre recuerda al fundador de las ciudades de Manila o Cebú, otro destino de fuerte herencia hispánica.
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