Una de las cosas más famosas de la capital de Tailandia son sus restaurantes en rascacielos y sus altísimos miradores. Subir a uno de ellos es algo que ningún viajero debería perderse. Una manera genial de elevarse por el tradicional bullicio de sus calles y tener una privilegiada vista de todo Bangkok.
Uno de los sitios más interesantes a este respecto es la Baiyoke Tower. Este rascacielos tiene una altura de 304 metros (sin contar la antena), lo que lo convierte en uno de los más altos del país.
Entre otras muchas cosas, alberga un inmenso hotel en sus 85 pisos que cuenta con 673 habitaciones disponibles. Un titán de estas características no fue fácil de levantar: siete años tardaron sus constructores hasta que fue inaugurado en 1997.
Situado en el área de Pratunam, zona de la que tenemos el mercado muy cerca de la torre (otro plus para visitarlo), nadie debería perderse su plataforma rotatoria en el piso 84. Para subir hasta ella hay que pagar en entrada (muy asequible), pero esta incluye una bebida (cocktail) y la hermosa vista de 360º de Bangkok bien merece la pena el desembolso.
Si no queremos llegar tan alto, en el piso 77 encontraremos un mirador público que hace las delicias de muchos viajeros gracias a sus gigantescos ventanales que nos permiten una visión prístina de la ciudad.
Si lo que queremos es vivir la noche tailandesa desde las alturas, quizá sea mejor opción el bar Sirocco (sobre todo al atardecer), pero si lo que apetece es comer algo de día contemplando unas vistas alucinantes, este es vuestro sitio. Por un precio bastante popular podéis comer en un buffet con productos de los mercados flotantes, antes o después de contemplar las vistas.
Además, en sus numerosas plantas hay actividades para toda la familia: desde spa hasta espectáculo de marionetas para los más pequeños. También tendréis oportunidad de hacer compras en varias tiendas de ropa que alberga el edificio o incluso de llevaros unas frutas tropicales o haceros un auténtico masaje tailandés sin salir de la Baiyoke Tower.
Por otro lado, como hotel no está nada mal. Las habitaciones no tienen unos precios por las nubes (aunque depende del tipo que elijamos: stándar, sky o space), pero obviamente, no es de los hoteles más modernos de Bangkok, dada la fecha en la que se terminó el edificio. Aún así, siempre es una opción si se quiere dormir en un edificio emblemático de la capital.