Siguiendo la dinámica que ya comenzamos en nuestro primer artículo sobre grandes budas japoneses, vamos a seguir hablando de gigantescas imágenes de buda que nos dejarán sin aliento al verlas y que podremos encontrar en diferentes puntos de la geografía nipona. Empezamos por el Gran Buda de Showa:
Esta mole de bronce de más de 21 metros está ubicada en el templo Seiryu-ji de Aomori. Aunque no es una obra histórica (fue construido en los años 80), su tamaño es impresionante, así que, si estáis en la zona recomiendo que os paséis a verlo. Simplemente hay que coger un autobús desde la estación de tren de Aomori que tarda 25minutos aproximadamente. La entrada al templo (que además es bastante chulo) cuesta 400 yenes.
El Gran Buda de Fukuoka (sobre estas líneas) también me parece digno de destacar, ya que está hecho totalmente de madera. Mide 10.8metros metros de altura (16,1 si contamos el aura alrededor) y está albergado en el Tocho-ji, que es un templo bastante antiguo (fundado en el año 806 y reconstruido en el siglo XVII). No obstante esta imagen de buda también fue tallada en los años 80. Para llegar a este templo, lo más rápido es bajarse en la estación de Gion del metro de Fukuoka, aunque también se puede caminar (unos 15 minutos) desde la estación de JR de Hakata.
Por último, mencionaremos el Gran Buda de Nokogiriyama. Ubicado en el templo Nihon-ji en la prefectura de Chiba, cerca de Tokyo. Fue esculpido en piedra originalmente en 1783 (entonces medía casi 38 metros) y restaurado en los años 60, quedando en su actual dimensión de 31 metros. Para acceder, tendremos que ir hasta la estación de Keykyu-Kurihama (de la línea Keykyu), después ir al puerto de Kurihama y allí tomar el Tokyowan ferry desde Kurihama a Hamakanaya, que nos dejará a los pies del monte que hace de santuario. Una buena excursión desde la capital nipona.