Tailandia es una ciudad peculiar. Su frenética actividad inunda toda la ciudad. Los puestos y mercados ambulantes se salpican por todas las ciudades. Haya donde vayas en la capital thai, no es difícil toparte con un mercadillo. Es algo intrínseco al esqueleto de la ciudad. En general cuentan con una buena organización. Quizás el más grande – y el más caótico- resulte el de la capital, Bangkok. Sin embargo, no deja de ser un reclamo para millones de turistas que año a año pasean en las calles jalonadas por los puestos.
El regateo es sencillo. Y la oferta de productos también. Encuentras desde réplicas a encargos a medida. ¿Zapatillas que no encuentras en ningún lado?. Déjale a un mercader el encargo y es posible, que en dos días te hayan conseguido una réplica. Frutas, telas, orfebrería típica y abalorios tradicionales. Todo. Además a buen precio de salida y si tus dotes de regateo son mínimamente buenas, puedes conseguir varias gangas. Por una parte están los mercados de frutas y de flores (vamos, de todo lo que crezca en la tierra).
Otra versión muy extendida, y una de las más atractivas, es la de los bazares nocturnos. Empiezan sobre las 5 de la tarde y acaban a las 11 de la noche. Entre ellos, el de Chiang Mai es el mejor que hemos podido ver, con buena organización, ventiladores para que no pases demasiado calor, gente muy amable, puestos para comer, oficinas de cambio de moneda e incluso espectáculo musical en directo. Además, estos bazares tienen una gran ventaja: al ser de noche, la temperatura disminuye considerablemente.
Y finalmente está el mercadillo dominguero, que si bien es ocasional, probablemente es el mejor. Es el más tailandés. Con ello quiero decir que no están hechos para turistas principalmente, sino que la gente local se lanza al mercadillo, hasta el punto de que se forman auténticos atascos de tráfico en los aledaños. En ellos se puede encontrar de todo (cosas de madera, ropa, bolsos, figuritas hechas con jabón…). Pero sin duda, lo más interesante es el apartado culinario. Como las familias dedican el domingo a pasear por el mercadillo, hay todo tipo de puestos de comida, para que nadie eche en falta su plato preferido.