La ciudad de Matale es la capital de la provincia que recibe el mismo nombre. Si has pensado en viajar a Sri Lanka, sin duda esta debe ser una de tus paradas obligatorias. Sobre todo para poder visitar y admirar la ciudadela de Sigiriya, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Impresiona la enorme roca que se alza en mitad de una meseta como por arte de magia y que debe su característica forma a la erosión causada durante milenios sobre este afloramiento de origen volcánico. El enorme jardín que decora el conjunto y las garras de león talladas en la base de la gran roca dotan a la ciudadela de Sigiriya de una belleza y un encanto particulares.
Gracias al análisis de los restos arqueológicos encontrados en el emplazamiento, se sabe que las cuevas de la roca pueden haber estado habitadas por humanos de la etapa prehistórica. Es probable que este lugar reúna ciertas fuerzas esotéricas o, como mínimo, una particular confluencia de energía, ya que ya desde el siglo III fue usado como monasterio y lugar de culto budista. En algún momento del siglo XIV el complejo fue abandonado por motivos que se desconocen y se pierde su pista en el relato histórico. La ciudadela volvió a los titulares en 1908, cuando fue descubierta por el explorador británico John Still.
Si quieres elevarte hasta el punto más alto de la «cabeza del león» o la cima de la roca tendrás que subir más de 1.200 escalones. Este ascenso, además de verse recompensado con unas vistas inigualables de todo el entorno, representa el camino hacia la iluminación budista, que requiere de paciencia, constancia, nobleza de espíritu y determinación.