Debido a su proximidad a la ciudad de Tokyo, las visitas a Nikko son muy demandadas por los turistas que viajan a Japón y también es una de las excursiones favoritas de los propios japoneses. El impresionante entorno natural en mitad de las montañas, el Parque Nacional de Nikko y el increíble Templo Toshogu son motivos más que suficientes para visitar de manera calmada esta preciosa localidad e incluso para disfrutar de las diversas rutas de senderismo disponibles.
El santuario Toshogu, además de su enorme belleza, tiene importancia histórica, porque contiene el mausoleo de Tokugawa Ieyasu, primer shogun Tokugawa de Japón. Desde el punto de vista puramente artístico, también destaca por la mezcla equilibrada pero evidente de ingredientes sintoístas y budistas.
Aunque no cuenta con la misma «fama», el santuario Futarasan, que data del año 782, es una visita que también recomendamos. Del mismo modo que aconsejamos las hermosas puertas Niomon, Nitenmon y Karamon para visitar el Taiyūinbyō o el mausoleo de Tokugawa Iemitsu, nieto de Ieyasu. En el templo Rinnoji destacan las estatuas fabricadas en madera y lacadas en oro del interior del salón Sanbutsudo.
Una forma de «oficializar» nuestro paso por la ciudad de Nikko es cruzar el puente Shinkyo, que es considerado por los locales y por todos los turistas como uno uno de los tres puentes más bonitos de todo Japón. Del mismo modo, no podremos dar por completado un viaje a Nikko sin haber visto las estatuas de piedra de Jizo, tras pasar por el Abismo de Kanmangafuchi.