Desde que llegué por primera vez a Busan, supe que esta ciudad portuaria tenía algo especial. Tal vez fueron sus aromas a mar y a parrilla, sus callejones animados o esa mezcla entre lo tradicional y lo contemporáneo. Busan no solo es la segunda ciudad más grande de Corea del Sur; es también un mosaico de sabores, profundamente ligado a su historia como enclave marítimo. En esta primera entrega, te invito a explorar Busan a través de su cocina local, desde los mercados más antiguos hasta los platos que surgieron de la necesidad y se convirtieron en emblemas culturales.
Nampo-dong: corazón histórico y gastronómico de múltipples capas
Una primera parada entre colinas, mar y escaparates
Nuestra ruta comienza en Nampo-dong, fácilmente accesible desde la línea 1 del metro, estación Nampo. Esta zona bulle entre calles peatonales, cafés de estética vintage, tiendas de segunda mano y restaurantes que llevan décadas alimentando a locales y viajeros. A los pies del Parque Yongdusan, donde se alza la Torre de Busan, la ciudad se despliega como un mercado vivo. Pero Nampo-dong es mucho más que un vestigio del pasado: aquí también conviven grandes almacenes modernos como Lotte Department Store y tiendas de moda coreana que atraen a un público joven y local. Este contraste —entre lo popular y lo contemporáneo— define gran parte del carácter de la ciudad.
Dentro de Nampo-dong se agrupan algunos de los epicentros gastronómicos más representativos de Busan, que forman un microcosmos en sí mismos.
Mercado Jagalchi: el alma marina de Busan
Visitar el Mercado Jagalchi al amanecer es sumergirse en la identidad marítima de Busan. Aquí, el bullicio de los comerciantes se mezcla con el olor intenso del mar. El mercado se divide en dos partes: un área tradicional al aire libre, donde por unos 7.000 wones (4,5 €) puedes desayunar pescado a la parrilla con arroz; y un moderno edificio donde puedes escoger el marisco que desees y disfrutarlo recién cocinado en la planta superior. Eso sí, conviene consultar precios antes de sentarte: la tarifa por cocinado suele estar orientada al turismo.
Plaza BIFF y el aroma dulce del Sia Hotteok
A tan solo cinco minutos a pie, llegamos a la Plaza BIFF, antigua sede del Festival Internacional de Cine de Busan. Aunque hoy el centro del festival se ha trasladado a Haeundae, Nampo-dong conserva huellas de cineastas y actores grabadas en el pavimento.
Entre los puestos, destaca un manjar que solo aquí cobra protagonismo: el Sia Hotteok, una versión local del hotteok rellena de semillas. Crujiente por fuera, meloso por dentro, es uno de esos placeres simples que capturan la esencia de la ciudad.
Mercado de Gukje: entre historia y supervivencia
Caminando hacia el norte desde la Plaza BIFF, se abre el Mercado Gukje, fundado por refugiados durante la Guerra de Corea. Con más de 1.400 puestos y 24.000 metros cuadrados, es un testimonio vivo de la resiliencia surcoreana. Aquí se rodó parte de la película Oda a mi padre, que narra la historia de una familia marcada por la guerra.
Entre sus estrechos pasillos, es fácil detenerse a probar un kimbap, un caldo de oden o mariscos frescos preparados al momento.
Mercado nocturno de Bupyeong Kkangtong: la ciudad nunca duerme
Un breve paseo nos lleva al Mercado de Bupyeong Kkangtong, que cobra vida especialmente por la noche. A partir de las 19:00 h, las calles se llenan de luces, aromas y largas filas frente a puestos donde se sirven clásicos como tteokbokki, sundae, yakimandu y buchimgae.
Recuerdo con claridad la dificultad de avanzar entre tanta gente y que existe una regla tácita de caminar por el lado derecho, el vapor saliendo de las planchas, y esa mezcla de voces y risas que hacían del mercado un espectáculo en sí mismo. Aquí solo se paga en efectivo, así que ven preparado.
Seomyeon: donde confluyen sabores y juventud
Seomyeon es otro epicentro urbano, donde las líneas 1 y 2 del metro se encuentran. Es un área dinámica, frecuentada por jóvenes, rodeada de centros comerciales y el omnipresente Hotel Lotte. Esta zona también concentra boutiques de moda, tiendas de cosmética y restaurantes abiertos 24 horas, haciendo de Seomyeon un nodo moderno y vibrante, pero sin perder el pulso de la cocina tradicional.
Calle de Dwaeji Gukbap: el sabor de lo cotidiano
El dwaeji gukbap, sopa de cerdo con arroz, es uno de los platos populares de Busan hecha con carne y huesos de cerdo cocidos a fuego lento durante muchas horas.
Esta pequeña calle, muy cerca de la estación, alberga numerosos restaurantes especializados en dwaeji gukbap.
y también milmyeon, fideos de harina nacidos de la escasez durante la guerra. La mayoría de estos locales están abiertos las 24 horas del día, lo que hace de Seomyeon un lugar ideal para desayunar, cenar o saciar un antojo nocturno.
La experiencia de la comida callejera
En el lado sur de la Calle Dwaeji Gukbap y en los alrededores del gran almacén Lotte, los puestos de comida callejera forman parte del paisaje. Aquí se encuentran otras especialidades que hacen de la gastronomía de Busan algo singular, casi íntimo, como si cada plato contara su propia historia.
Platos imprescindibles de Busan
Nakgopsae: el picante reconforta
Uno de los platos más audaces es el nakgopsae, una olla caliente con pulpo, vísceras de res y camarones en una base picante. Puede pedirse acompañado de arroz o udon (fideo grueso). Un lugar particularmente recomendable es el restaurante Oryukdo Natchibokku, conocido incluso en Japón por su aparición en un drama gastronómico.
• Dirección: 1737-7 Daeyeon-dong, Nam-gu, Busan
• Teléfono: 051-627-1471
• Metro: Línea 2, estación Daeyeon
Haemultang: mar en estado puro
Por último, no puedo dejar de mencionar el haemultang, una sopa picante de mariscos variados como abulón, pulpo y camarón. Aunque el mercado Jagalchi es el lugar para el pescado fresco, la Playa de Haeundae es el sitio ideal para disfrutar de este manjar con vistas al mar.
Una despedida provisional
Busan se recorre también con el paladar, y cada mercado, cada calle y cada plato tiene algo que contar. En la próxima entrega te hablaré de Haeundae, un barrio costero que combina lujo, mar y tradición, y de la Villa Cultural Gamcheon, conocida como el Machu Picchu de Corea, donde ofrece hermosas vistas de casas coloridas alineadas. Mientras tanto, si decides visitar Busan, empieza por dejarte guiar por sus sabores.