Región de Gujarat (Parte II), pozos escalonados y arquitectura sagrada

10/09/2025

Uno de los aspectos más fascinantes de viajar por Gujarat, en el oeste de India, es descubrir cómo el agua, elemento escaso en estas tierras áridas, ha sido protegida, venerada y embellecida con una arquitectura sin igual. Me refiero a los pozos escalonados: estructuras subterráneas que no solo ofrecían acceso al agua, sino que también servían como templos, palacios veraniegos y escenarios de leyendas trágicas.

Los baoli o vav, como se les conoce en hindi y gujarati respectivamente, son espacios donde el ingenio hidráulico se encuentra con el arte más delicado. En Gujarat y el vecino Rajastán se han identificado más de 130 pozos de este tipo, muchos de los cuales siguen siendo centros de vida espiritual y cotidiana. Algunos son sencillos; otros, auténticos monumentos esculpidos en piedra.

 

 

 

La función de los pozos escalonados en India

 

La forma de estos pozos no es casual. Las escaleras integradas en las paredes laterales permiten el acceso gradual al agua subterránea, incluso cuando el nivel desciende en temporada seca. Además de su uso práctico, muchos vav fueron concebidos como espacios rituales: lugares donde el agua, considerada sagrada, se encontraba con la devoción.

 

 

Por sus condiciones térmicas —más frescos que el exterior debido a su profundidad y la evaporación del agua en las paredes rocosas—, estos pozos también funcionaban como refugios de verano, donde nobles y peregrinos hallaban alivio durante los meses de calor abrasador. En su nivel más profundo, la temperatura puede ser entre 6 y 7 grados inferior a la de la superficie.

 

Rani Ki Vav – El Pozo Escalonado de la Reina (Patrimonio de la Humanidad)

 

El más imponente de todos los pozos escalonados de Gujarat es, sin duda, el Rani ki Vav, ubicado en la ciudad de Patan, junto al río Saraswati. Su nombre significa “el pozo de la reina”, y fue construido hacia el año 1050 por la reina Udayamati y su hijo Karna en memoria del rey Bhima I de la dinastía Chaulukya.

 

 

 

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2014, es una obra maestra de ingeniería y escultura subterránea. La estructura se extiende de oeste a este y alcanza los 64 metros de largo por 20 de ancho, descendiendo hasta una profundidad de 30 metros.

 

Más que un pozo, Rani ki Vav es un templo excavado bajo tierra. En su parte más profunda descansa una estatua de Vishnu reclinado sobre el rey serpiente Shesha, que solo recibe luz solar durante los equinoccios.

 

 

Esta precisión astronómica, unida a la riqueza decorativa de sus siete niveles, revela la sofisticación espiritual y técnica del Gujarat medieval.

 

 

 

Adalaj Vav: una joya arquitectónica entre tres culturas

 

A solo 20 kilómetros al norte de Ahmedabad, en el pueblo de Adalaj, se alza otro pozo que parece sacado de un sueño tallado en piedra. El Adalaj Vav, también llamado “Pozo de Rudabai”, fue terminado en 1498 y destaca por su planta inusual en forma de cruz y sus tres accesos independientes.

 

 

Sus dimensiones —70 metros de largo por 25 de ancho y más de 30 de profundidad— albergan cinco niveles decorados con una combinación de estilos hindú, jainista e islámico.

 

 

Esta mezcla se debe a su historia singular: iniciado por el rey hindú Rana Veer Singh, fue completado por el sultán musulmán Mohammed Begda, pero a petición de la viuda del rey.

 

 

 

La leyenda de Adalaj Vav

 

La historia de Adalaj Vav está teñida de tragedia y honor. Según la leyenda, cuando el rey Rana Veer Singh murió en batalla, su esposa, la reina Rudabai, aceptó casarse con el sultán vencedor a cambio de que éste terminara la obra inconclusa de su esposo.

El sultán cumplió su promesa. Pero una vez finalizado el pozo, Rudabai se arrojó a sus aguas, negándose a traicionar la memoria del rey. En el nivel más profundo, aún se conserva una inscripción en sánscrito que elogia su belleza y valor, junto con un grabado que detalla el esquema arquitectónico del pozo.

 

 

Este episodio ha transformado a Adalaj Vav no solo en una maravilla arquitectónica, sino en un símbolo de lealtad y resistencia femenina.

 

Dada Hari: geometría y silencio en un pozo escondido

 

En una zona menos visitada de Ahmedabad se encuentra el pozo escalonado de Dada Hari, menos conocido que los anteriores pero igualmente fascinante. Fue construido durante el reinado de Muhammad Begda, y aunque el estilo estructural es islámico, incorpora elementos decorativos de otras tradiciones religiosas.

 

 

Su ornamentación es sobria pero refinada: motivos geométricos, deidades simbólicas y tallas como el “Árbol de la Vida” se repiten en los muros, sin presencia de estatuas debido a las restricciones iconográficas islámicas.

 

 

Aunque de menor escala que Adalaj, su atmósfera es más íntima. Aquí, el silencio se siente distinto. No hay multitudes. Solo el eco de los pasos propios y el frescor de la piedra.

 

 

 

Viajar a través de la piedra: los pozos como memoria

 

Visitar los pozos escalonados de Gujarat no es solo una experiencia visual. Es una inmersión en una forma de pensar y habitar el espacio que combina necesidad, devoción y belleza. No hay nada fortuito en estas estructuras: cada escultura, cada sombra proyectada por una columna, cada ráfaga de aire frío que sube desde el fondo, parece cargada de intención.

En un país que a menudo se asocia con ruido y color, estos pozos ofrecen otro tipo de asombro: el del silencio esculpido en piedra.

 

Cierre editorial

 

Gujarat no se agota en Ahmedabad. Más allá de sus templos urbanos y patios comunitarios, el estado guarda espacios de una belleza mineral y espiritual que parecen suspendidos en el tiempo. En la próxima entrega recorreré dos de los lugares más sorprendentes de Gujarat: el Rann de Kutch, el gran desierto salino que se extiende como un espejo blanco hasta perderse en el horizonte, y el monte Shatrunjaya, uno de los puntos más sagrados del jainismo, donde más de 800 templos se alzan en lo alto de una colina que solo se asciende descalzo.

 

Llegué a España por primera vez como mochilero en 1972. Dos años después decidí quedarme, y desde entonces vivo aquí, entre los recuerdos vivos de Asia y la riqueza cotidiana del mundo mediterráneo. Nací en Japón y viví allí hasta los 24 años. Mis viajes posteriores por Europa y Asia me han permitido comparar paisajes, ritmos, formas de vida y mentalidades muy distintas, y así redescubrir lo que dejé atrás en mi tierra natal. En 1990 fundé Frontia S.A. (CICMA 492) y, en 2004, creé Destinos Asiáticos, una marca especializada en viajes a medida por Asia, con el objetivo de compartir mi fascinación por este continente con otros viajeros. He recorrido países como Corea del Sur, Camboya, Laos, Tailandia, Myanmar, Malasia, Indonesia, Singapur, Hong Kong, Bangladesh, Sri Lanka, India, Nepal y Bután. Además, viví ocho años en Vietnam, país al que regreso siempre que puedo. Me considero un enamorado de Asia… y de España. Entre ambas orillas he construido mi forma de mirar el mundo: con curiosidad, respeto y atención a los matices. Esa mirada es la que intento transmitir en este blog, donde comparto rutas, momentos y lugares que, más que destinos, son paisajes interiores. Si disfrutas del viaje como manera de entender otras culturas —y también la propia—, quizá encuentres en estas crónicas algo que resuene contigo.
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