Pocas regiones en India despiertan una mezcla tan sutil de asombro y serenidad como Gujarat. Ubicada en el extremo occidental del subcontinente, entre el desierto del Thar y el mar Arábigo, esta tierra aún permanece al margen de las rutas turísticas más transitadas. Sin embargo, es aquí donde se conserva el alma de la India antigua: calles que resisten el paso del tiempo, templos labrados en silencio y paisajes que se desvanecen en horizontes blancos de sal.
He recorrido Gujarat con los ojos bien abiertos y el ritmo pausado, descubriendo que esta región no es solo un destino, sino una experiencia cultural profunda. Lo que sigue es una invitación a explorar desde sus raíces.
Un vistazo a Gujarat: tierra de contrastes y espiritualidad
La capital del estado es Gandhinagar, una ciudad moderna que lleva con orgullo el nombre de su hijo más ilustre, Mahatma Gandhi, nacido en la cercana Porbandar. Su nombre, literalmente, significa “la ciudad de Gandhi”, y representa los valores de sobriedad y no violencia que marcaron al líder.
El mosaico religioso de Gujarat refleja la diversidad india: un 89,1% de la población profesa el hinduismo, seguido por un 9,1% de musulmanes, un 1% de jainistas y pequeñas comunidades cristianas y sij. Además, es uno de los pocos estados con ley seca, lo que significa que la venta de alcohol está regulada y restringida. Los extranjeros pueden solicitar un permiso específico si desean consumirlo durante su estancia.
Ciudad histórica de Ahmedabad: el alma antigua de Gujarat
Pocas ciudades en India conservan su historia con tanta dignidad como Ahmedabad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2017. La ciudad vieja —un laberinto de calles estrechas, templos y mezquitas— late con un ritmo propio. Fue también la ciudad natal del actual primer ministro Narendra Modi, y aún guarda el espíritu de los comerciantes, artesanos y peregrinos que la habitaron durante siglos.
La mezquita Jama Masjid: una arquitectura de piedra y luz
Situada en el corazón del casco antiguo, la Jama Masjid de Ahmedabad es una de las mezquitas más impresionantes del oeste de India.
Construida en el siglo XV, su vasta sala de oración alberga 260 pilares tallados en piedra arenisca amarilla, creando una atmósfera casi hipnótica. La luz entra a través de delicadas celosías, proyectando sombras en movimiento que parecen respirar con el paso del día.
El Templo Swaminarayan: devoción en color tallado
Erigido en 1822, el Templo Swaminarayan fue el primero de esta secta hindú, y se levantó durante la era del Raj británico.
Su exterior sobrio contrasta con el esplendor de su interior: una sinfonía de madera tallada y policromada, donde cada pilar parece narrar un mito.
La zona que lo rodea es un hervidero de vida: coches, rickshaws, comerciantes y feligreses confluyen en un vaivén constante, entre lo sagrado y lo cotidiano.
El Templo Hutheesing: elegancia jainista esculpida en piedra
Uno de los mayores ejemplos de la arquitectura jainista en Ahmedabad es el Templo Hutheesing, construido en 1848 con fondos de un acaudalado comerciante. Su pórtico de entrada, de estilo maru-gurjara, es una obra de orfebrería pétrea.
En el patio principal se alinean 52 pequeños santuarios, custodiados por una esbelta columna Manastambha que apunta al cielo.
Como es tradición en los templos jainistas, se debe entrar descalzo, dejando el calzado a la entrada como símbolo de respeto y desapego.
Vieja Ciudad y Pols: la memoria viva de Ahmedabad
Los pols, complejos residenciales tradicionales, están formados por casas encadenadas que comparten patios interiores y pasadizos secretos.
Explorar los pols es sumergirse en una arquitectura que combina funcionalidad comunitaria con estética tradicional. Los balcones de madera tallada, las pequeñas capillas domésticas y los pozos compartidos cuentan historias de una vida urbana anterior a los coches y el cemento.
Muchas de estas viviendas conservan portones ornamentados con símbolos religiosos y detalles que delatan la casta, oficio o religión de sus habitantes. Caminar por estas calles es ver a la ciudad respirar a través del tiempo.
Museo de Textiles Calico: el arte del hilo y la historia
En un jardín frondoso del norte de Ahmedabad, se alza uno de los museos más prestigiosos de la India: el Museo Calico, gestionado por la familia Sarabhai, antiguos magnates textiles.
Su colección abarca desde antiguos tapices mogoles hasta bordados tribales de Kutch, con piezas de incalculable valor artístico y antropológico.
Solo se permiten visitas con reserva previa, y los cupos diarios son reducidos. Es, sin duda, una razón suficiente para justificar un viaje a Ahmedabad por sí sola.
Ashram Sabarmati: la cuna del pensamiento de Gandhi
A orillas del río Sabarmati se encuentra el modesto ashram desde donde Gandhi dirigió parte del movimiento de independencia de la India. Fue aquí donde concibió la emblemática Marcha de la Sal, que en 1930 lo llevó a caminar más de 380 km hasta el mar para desafiar el monopolio británico.
Hoy, el Sabarmati Ashram es un lugar de recogimiento y pedagogía, donde se conservan manuscritos, objetos personales y un espíritu de resistencia pacífica que sigue inspirando.
Información práctica para viajar a Gujarat
Desde España, es posible llegar a Gujarat con vuelos con escala, siendo Ahmedabad el principal aeropuerto internacional del estado. Desde Madrid o Barcelona, el trayecto dura unas 13 horas con una escala, normalmente en Doha o Estambul.
Además de su riqueza cultural y arquitectónica, Gujarat ofrece una experiencia de viaje serena, poco masificada y profundamente espiritual.
Este recorrido por Ahmedabad y sus joyas arquitectónicas es solo el inicio. En la segunda parte de esta crónica, me adentro en los misteriosos pozos escalonados de Gujarat y en otros enclaves sagrados que revelan la conexión profunda entre agua, piedra y espiritualidad. Si te ha intrigado esta primera mirada, no dejes de leer la continuación del viaje.