Camboya es un país fascinante en muchos sentidos. Pero si quizás hay algo que destaca de su legado histórico por encima del resto, son los impresionantes templos de Angkor.
Con una extensión de 1,6 kilómetros cuadrados, Angkor Wat es el templo más grandes y mejor conservado de los templos de Angkor. Es un templo dedicado a Vishnu, de quien el emperador era una encarnación. Básicamente, era un templo-montaña formado por una pirámide por la superposición de tres terrazas. Desde el santuario central, parten las galerías que lo enlazan con las torres situadas en los cuatro puntos cardinales. Las galerías son del tipo bóveda-central y dos semi-bóvedas laterales sobre pilastras. La torre se presenta subdividida en varios planos, muy rica en decoraciones.
En los ángulos aparece el ave sagrada, vehículo de Vishnu, mientras que las superficies planas apenas están animadas con la presencia de ‘devata’ y ‘apsaras’ (relieves de distintas deidades en piedra) entre la exuberante vegetación que, poco a poco, se va tragando parte de los templos.
Un complemento casi indispensable a la visita es el Museo Nacional de Angkor. En noviembre de 2007 se inaugura este museo inspirado en la cultura Khmer y en el cual se ofrece la historia y evolución de la civilización de Angkor. Un museo interactivo y multimedia en el que se podrá contemplar el pasado glorioso del imperio Khmer. El museo, además, consta de un amplio hall, donde se hará una introducción multimedia al museo, de una galería con las imágenes de 1.000 Budas y siete galerías más en las que se desarrolla la historia de la cultura Khmer.
Por todo ello, Angkor Wat es una visita obligada para todos aquellos amantes de las culturas ancestrales y los que quieran ver la magnitud del templo que dejará sin aliento al visitante más pintado.