La Polinesia Francesa es un país ubicado en el sur del Océano Pacífico, compuesto por 118 islas -repartidas en 5 archipiélagos diferentes-, de las cuales 67 están habitadas. Arrecifes de coral, un clima extraordinario, aguas cristalinas… Se trata de un impresionante lugar al que, sin duda, merece la pena viajar por lo menos una vez en la vida.
Sin embargo, durante un viaje a la Polinesia Francesa, aunque hay muchísimas opciones a la hora de escoger qué islas visitar, en este artículo destacamos cuáles son las más recomendables, buscando el equilibrio perfecto entre playas paradisíacas para un descanso total con aventura, cultura y tradición.
Tahití, la isla más grande de la Polinesia Francesa
Tahití es la isla más grande de la Polinesia Francesa y donde se encuentra ubicado el único aeropuerto del país. Es por eso que el viaje de cualquier turista que llegue a las islas de la Polinesia Francesa debería comenzar en Tahití. Al igual que Hawai, la isla tiene un origen volcánico, de ahí su similitud con este otro lugar.
A pesar de que la Polinesia Francesa se caracteriza por su impresionante costa, cabe destacar que una de las principales atracciones de un viaje a Tahití es la excursión de un día por el interior de la isla. Se trata de un tour en Jeep por algunos de los mejores paisajes interiores de la isla, como por ejemplo por el Valle de Papenoo, en el que conocer los ríos -donde darse también un chapuzón- o gigantescas cascadas, entre otros. Esto, acompañado por un guía local que explica todos los detalles acerca de la historia, la cultura y las costumbres.
Otro de los lugares que merece la pena visitar en esta isla de la Polinesia Francesa es Papeete, la ciudad más grande e importante situada en el corazón de Tahití. Allí se encuentra el Mercado de Papeete, la principal atracción turística y en la que a través de aromas, colores y sabores llegarás a conocer su cultura e historia. Otro de los productos más destacados del mercado de Papeete son las flores, de especial relevancia en todo el país, ya que están cargadas de simbología y significados.
Por supuesto, otro de los planes que no puedes perderte durante un viaje a Tahití es conocer sus impresionantes playas. Por ejemplo, la playa de Tautira es una de las más impresionantes de toda la isla. Ubicada entre imponentes montañas, es una playa de agua cálida y arena oscura. Otro de los grandes destacados de Tahití es el surf, ya que es precisamente aquí donde se celebra el Campeonato Mundial de Surf debido a la ola de Teahupoo, una de las más peligrosas del mundo debido a la forma del arrecife y la fuerza de la corriente. Desde Teahupoo, hay excursiones diarias en barco que te llevarán a ver dicha ola.
Viajar a Bora Bora
Viajar a la isla de Bora Bora tampoco puede faltar en una estancia en la Polinesia Francesa. Principalmente, el mayor atractivo de un viaje a Bora Bora son las impresionantes playas en las que, además de disfrutar del sol y del relax, se pueden realizar muchísimas actividades deportivas. Por ejemplo el snorkel, debido a la poca profundidad y la transparencia del agua así como por los coloridos corales del fondo del mar. También se pueden hacer excursiones en kayak, en catamarán, etc.
Por otro lado, la laguna de Bora Bora es otro de los lugares de interés que no puede faltar. Su impresionante agua turquesa y la vida marina que hay en ella, con un gran número de mantas raya, tiburones o peces napoleón, entre otros, hacen de esta laguna el sitio perfecto para hacer snorkel, buceo o algún paseo en barco con fondo transparente.
Además, recorrer la isla en bicicleta, en coche alquilado o incluso andando, es la mejor manera para llegar a ciertos lugares y conocer su verdadera esencia, como por ejemplo a algunos miradores -destacando el Mirador Amanahune-. Hay que tener en cuenta que Bora Bora tiene una superficie de apenas 30 kilómetros, por lo que una jornada será suficiente para recorrerla entera.
Durante el recorrido, también es recomendable acercarse hasta Vaitape, la principal localidad de la isla, donde viven cerca de 4.500 habitantes. Allí se pueden encontrar varios restaurantes, galerías de arte y museos, talleres de artesanía local, etc.
Viaje a la Polinesia Francesa: Isla Moorea
A tan solo 17 kilómetros de Tahití, Moorea es otra preciosa isla de la Polinesia Francesa a la que llegar en ferry. La isla Moorea se caracteriza por ser la principal productora de piña, plátano y mango, que después son consumidos en el resto de las islas. Por eso, la isla está repleta de campos de cultivo.
En este sentido, una de las excursiones que hacer en la isla de Moorea es una visita en quad al interior, para conocer todas estas plantaciones así como otros lugares más incógnitos. Es el caso del mirador ‘Magic Mountain’, que ofrece una espectacular vista del Océano Pacífico, la barrera de coral y los pueblos de alrededor.
Y es que, la increíble barrera de coral que puede encontrarse en la parte norte de Moorea es otro de sus principales atractivos turísticos. Por ello, hacer snorkel o buceo en esta parte de la isla es una actividad que no te puedes perder.
Isla Huahine
Por último, la isla Huahine es otra de las que merece la pena ver. A 175 kilómetros de Tahití, se trata de una isla de 74 metros cuadrados de pura belleza natural. Conocida como ‘el secreto mejor guardado de la Polinesia Francesa’, la isla Huahine es todo un paraíso para los amantes del sol y del relax.
Y es que, sus increíbles playas de arena blanca ofrecen muchísimas opciones para que la estancia en la isla de Huahine sea inolvidable: surf, kitesurf, pesca, snorkel… Por otra parte, hacer senderismo por sus increíbles paisajes naturales o realizar un crucero al atardecer son experiencias que no dejan indiferente a nadie. La isla Huahine es maravillosa y tiene un sinfín de actividades para disfrutarla.
En definitiva, la Polinesia Francesa es un destino que ofrece muchísimas alternativas, tal y como puedes ver. En Destinos Asiáticos estaremos encantados de organizar el viaje de tus sueños a este idílico país. ¿A qué esperas?
