Historia sobre el Yeti
El Yeti o “abominable hombre de las nieves” forma parte de la mitología de Nepal, Bután y el Tíbet. Entre los Sherpas de Nepal, se mantiene vivo el recuerdo del Yeti -o Yethe en nepalí-. En el Tíbet, se conoce a este ser legendario con varios nombres, entre ellos: “animal de los acantilados”; el “hombre salvaje” o “de los glaciares”.
Por su parte, los Lepchas, habitantes originarios de las gargantas de Sikkim, han conservado muchas historias sobre este hombre de las nieves y lo veneran como al dios de la caza y dueño de todos los ciervos. Tanto ellos como los tibetanos lo describen como un animal antropomorfo de gran tamaño, de piel marrón oscura, y cabeza con forma ovoide. Las leyendas dicen que mide más de dos metros y que habita normalmente en las regiones más altas de las montañas. Durante siglos se ha hablado de diferentes avistamientos de esta criatura, cuyas huellas se dicen que han sido detectadas, al igual que restos de su cuerpo.
Expediciones para encontrarlo
Muchas expediciones han ido en su busca, aunque hasta ahora lo único que han encontrado han sido algunas huellas peculiares de entre 30 a 46 centímetros de ancho y 15 de ancho, de las cuales no se ha podido comprobar su autenticidad. En un plano más científico, expertos rusos y chinos se inclinan a pensar que, de haber existido, podría tratarse de una pequeña tribu de alguna etnia desconocida, más alta que el tibetano medio y muy primitivo, que probablemente vivía de forma itinerante en pequeñas familias hasta hace algunos siglos.
Esta hipótesis, bastante más sólida que la de la existencia de un ser mítico, sostiene que probablemente se extinguieron entre los siglos XVIII y XIX, pero al haber sido avistados por los miembros de algunas comunidades de Sherpas, se extendió la creencia exagerada de que son como humanos gigantes y primitivos que viven en las nieves.
En cualquier caso, es otro motivo para realizar un viaje a las místicas y fascinantes tierras del Nepal. Donde el espíritu del Yeti se vive en todo su esplendor, pues los templos desafían los riscos de las enormes montañas y, quizás, el Yeti surca las nieves en busca de refugio.