El cine japonés a se asocia a veces con el anime, con las “monster movies” de Godzilla o con las obras maestras de genios como Korosawa, Ozu o Mizoguchi. Sin embargo, la cinematografía nipona abarca muchísimo más y gracias al nuevo empuje que consiguieron darle en los años noventa autores como Shohei Imamura (ganador de la Palma de Oro de Cannes con su film de 1997 La anguila), Takeshi Kitano (consagrado con películas como la violentamente poética Sonatine o la impresionante Hanabi, Flores de Fuego) o los autores de una nueva forma de encarar el género de terror (materializada en cintas como Ringu o Dark Water) el interés por el cine de este país y de otras zonas de Asia -como Corea del Sur o China- se vio incrementado en occidente.
Sin embargo, uno de los géneros más populares de Japón y que menos ha explorado el aficionado al cine en occidente es, quizás, el del cine Yakuza, un subgénero que aborda los conflictos y la violencia del crimen organizado en el país del Sol Naciente. Si bien ya en los años sesenta películas como la genial Tokyo Drifter provocaron la curiosidad de los espectadores -e incluso Sidney Pollack dirigió posteriormente una película con el sencillo título de Yakuza que es todo un clásico de la historia del cine-, son el ya mencionado Kitano y el prolífico e hiperbólico Takashi Miike los que más han hecho por dar a conocer un tipo de películas que tienen su germen ya en los primeros pasos del cine mudo japonés.
Por ello, el ciclo que organiza la Fundación Japón Madrid en el Círculo de Bellas Artes con el sugerente nombre de La Sangre Caliente en Japón, Ciclo de Cine Yakuza es una ocasión perfecta para acercarse al momento dorado del cine de mafiosos japonés, que abarca más o menos toda la década de los años sesenta. En dicho ciclo se mezclan pequeñas joyas del subgénero como Blood of revenge de Tai Kato con clásicos absolutos como las cintas The wolf, the pig and the man o Graveyard of honor del renovador del cine Yakuza -y director de la seminal Battle Royale– Kinji Fukasaku, autor del que quizás se echa de menos en la programación su Battles Without Honor and Humanity, primer film de la saga The Yakuza Papers y pieza clave del género que ha servido de inspiración a directores como Quentin Tarantino para su Kill Bill. Aún así, los amantes del cine en general, y del oriental en particular, podrán disfrutar de lo lindo con cintas como Street of Violence, Duel in Takadanobaba o A bloody spear at Mt. Fuji, en este ciclo que comienza en el Círculo de Bellas Artes el 17 de marzo y que es una oportunidad muy valiosa para apreciar un tipo de cine difícil de ver en nuestro país en pantalla grande, más aún si tenemos en cuenta que las cintas que se proyectarán no fueron estrenadas nunca en nuestro país.