El sudeste asiático está poblado de islas, pero para los submarinistas Koh Tao es única debido a la riqueza de su fondo marino repleto de arrecifes de coral, sus aguas cristalinas y sus bajos precios. Con sus apenas 21 kilómetros cuadrados, Koh Tao, Isla de la Tortuga, está considerada un paraíso en bruto, ya que todavía no ha sido objeto del turismo desbordante y los grandes complejos hoteleros. En esta isla de Tailandia todavía se puede experimentar la vida del interior y un turismo especializado en el submarinismo, pero sin tener que sufrir las aglomeraciones de las otras islas.
El turista que nunca haya realizado una inmersión marina, no debe preocuparse, ya que puede realizar el curso de cuatro días para obtener la certificación oficial a la mitad de precio de lo que le costaría en cualquier escuela española. En algunas de las agencias locales especializadas en estos cursos es posible realizarlos en español. Las inmersiones imprescindibles que hay que realizar en las aguas de Koh Tao son Chumphon Pinnacle , donde se pueden ver ballenas, tiburones y rayas entre otras especies; Red Rock , donde es posible recorrer pequeñas cuevas en las que tropezar con morenas; y la Green rock, una inmersión más sencilla, ideal para los menos atrevidos.
Los viajeros no aficionados al buceo que acuden a la isla buscan en ella la belleza de las vecinas Ko Samui y Ko Pha Ngan pero sin el ajetreo y el caos. Disfrutar de las playas vírgenes, o practicar ciclismo de montaña a través de la exuberante vegetación de la isla son algunos de los planes que se pueden hacer en esta isla. Al noroeste de la isla, se encuentra la isla Ko Nang Yuan, en la que se alzan tres picos con forma de cono conectados por una banca de arena. Se puede llegar hasta allí en barco o taxis acuáticos.
El ambiente chill out de los establecimientos de Koh Tao convierten a la isla en un lugar muy romántico, donde disfrutar del atardecer cerca del mar.
