Shirakawago. Una perla congelada en el tiempo

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Si viajar a Japón ofrece oportunidades únicas, una de ellas es disfrutar del Japón rural, que parece haberse quedado anclado en un momento de la historia y permanecer allí, conservando todas las esencias y el encanto de las tradiciones milenarias del país. Esto es posible, sobre todo, en la zona norte de Nagoya, en los denominados «Alpes japoneses».

Allí se ubican las aldeas de Shirakawago y Gokayama. Ambas son de tal belleza e importancia histórica que, combinadas con el magnífico entorno natural en el que se sitúan, han merecido el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad, según la Unesco. Una excursión a Shirakawago resulta imprescindible, si viajas a Japón, y te garantizamos que merece la pena no perdérsela porque completará tu experiencia de una manera mágica.

¿Qué ver en Shirakawago?


Realmente, la totalidad de Shirakawago – en la prefectura de Gifu – merece la pena en todos sus pequeños detalles, aunque la aldea medieval de Ogimachi reúne lo mejor de lo mejor, porque muestra las casas, las calles y los pequeños y sutiles cambios que se producen durante las distintas estaciones. Especialmente llamativa es la iluminación invernal de las casas tradicionales o Gassho-zukuri que, combinada con el increíble paisaje montañoso, ofrece una estampa que quita la respiración.

El interior de las casas puede visitarse. Así podrás comprobar cómo están construidas, con un estilo arquitectónico que les da su nombre a estas viviendas tradicionales y que significa «palmas de las manos juntas para rezar», en su traducción al castellano. Reciben este nombre por la gran inclinación de sus tejados, construidos así para soportar las intensas nevadas de los inviernos y cuyo aspecto recuerda a manos juntas en posición de rezar como lo hacen los budistas.
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