Shanghai y el rascacielos Jin Mao

21/11/2014

La Torre Jin Mao de Shanghai, China, es una combinación perfecta de la arquitectura tradicional china y la arquitectura más moderna y de alta tecnología del mundo. Con 88 pisos con una altura, 420,5 metros de alto y un área de construcción de 290.000 metros cuadrados, es uno de los 25 edificios más altos del mundo. su nombre significa literalmente «Edificio Dorado de la Prosperidad» o, haciendo una traducción libre: «Edificio del Lujo Dorado».

 

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En un viaje a China, si pasamos por Shanghai, no deberíamos perdernos este prodigio de la ingeniería. Sus 50 primeras plantas están destinadas a locales de oficinas, muy espaciosos y de planta abierta (sin columnas de carga). Las plantas 51 y 52 son el corazón tecnológico que controla todo el edificio: La sala de máquinas.

 

 

A partir del piso 53 y hasta el 87, podemos disfrutar de las dependencias del Grand Hyatt Shanghai, un lujoso hotel de cinco estrellas que llama la atención por ser el más alto del mundo en dicha categoría. Su atrio de 152 metros con bóveda de cañón, sus 28 pasillos en forma de anillo y sus escaleras dispuestas en espiral son todo un espectáculo para los amantes de la arquitectura.

Uno de los  momentos más impactantes que se pueden vivir en el edificio es subir a su planta 88 para experimentar el Skywalk: Una plataforma de observación interior -con plataforma de cristal en el suelo- de 1.520 metros cuadrados que es la más grande de su tipo de toda la China continental. Ofrece además unas vistas panorámicas de Shanghai ideales para los aficionados a la fotografía y a los grandes paisajes y, por supuesto, una vista perfecta del hall del hotel.

Este impresionante edificio diseñado por el arquitecto Adrian Smith de la firma Skidmore, Owings & Merrill, incluso fue escalado no hace mucho por el famoso ‘Spiderman’ francés: Alain Robert, conocido por trepar por los edificios más emblemáticos del mundo sin ayuda de arneses ni ningún otro tipo de sujeción: Sólo usando su cuerpo y su habilidad escaladora. Los 900 euros de multa que tuvo que pagar al llegar a la azotea del edificio y ser detenido por la Policía, bien valieron la pena por la interesante gesta.

 

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Los viajeros que quieran pasar un buen rato, preferirán usar sus potentes y seguros ascensores de alta tecnología. A buen seguro una visita a este icono de la arquitectura china será una experiencia distinta e inolvidable para aquellos trotamundos que quieran acercarse a la China más moderna y cosmopolita.

 

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