Bután es un precioso país de Asia que es famoso en todo el mundo porque contabilizan la felicidad de sus habitantes en el Producto Interior Bruto. El lugar no sólo destaca por esto: Sus monasterios fortificados, su arquitectura clásica y entornos de gran belleza como el valle de Paro son sólo unos pocos ejemplos de todo lo que ofrece al viajero. Pero una de sus tradiciones más populares y que más llaman la atención a los extranjeros son las celebraciones de las bodas. Estas ceremonias duran días y comienzan en el umbral del Dzong cuando la futura suegra recibe a la esposa e intercambia con ella la faja blanca augural. Este acto es una especie de bendición que la familia del novio dirige a la novia a modo de aceptación del enlace y para dar pie a la unión de ambas familias.
En el patio, la esposa recibe la bendición del lama y más tarde se encamina hasta la habitación en la que aguarda el marido, donde intercambian otras fajas blancas de la buena suerte.
A continuación se sientan junto al altar y se les sirve el té de azafrán y un arroz dulce. Tras una breve oración del lama , se coloca en el centro de la habitación un gran bol de Chang, la cerveza típica de Bután.
El lama ofrece el brebaje a la pareja que, tras probarlo, recibe la bendición. Luego, cada invitado ofrece una faja de buenos augurios al esposo y a la esposa. Tras la fiesta nupcial, muchos de los invitados se dedican a batirse en una pequeña competición de tiro con arco, que es el deporte nacional en Bután. Durante los días que dura la preparación y la ceremonia se realizan cánticos y bailes, se sirve un banquete de alimentos típicos e, incluso, se engalana a los elefantes para el evento. Una tradición tan llena de vida y color como el país en el que se celebra.
